21 enero, 2016

Así acabó Finlandia con el acoso escolar

Por todos es sabido que Finlandia es considerado un país con como uno de los mejores sistemas educativos del mundo y al igual que otros países, vive con inquietud el acoso escolar. 
Ellos han implantado el programa KiVa implica a toda la comunidad en la identificación del bullying.

KiVa, es un acrónimo de las palabras Kiusaamista Vastaan que significa literalmente "contra el acoso escolar" y que está siendo exportado a lo largo y ancho del mundo por sus buenos resultados.

Su principal aportación es que va más allá de las figuras del acosado y del acosador, implicando en la lucha contra el acoso escolar a toda la comunidad y muy especialmente al resto de los alumnos, en ocasiones cómplices silenciosos del acosador por omisión y dando lugar a que con su comunicación no verbal transmitan el mensaje de que las acciones de acoso y lo que sucede está bien, aunque tengan una opinión diferente.

Se trata de influir en los testigos que, aunque no acosan, lo respaldan de un modo inconsciente
Así, el programa anti-bullying no trata de cambiar la actitud de la víctima, sino de influir en la colectividad, en la masa, es decir, en los testigos que, si bien no participan en el acoso, pueden respaldarlo de forma inconsciente. En este sentido, el cambio global del grupo sí que puede conseguir cambiar la actitud del acosador que pasa de sentirse respaldado a encontrarse sólo con su comportamiento inadecuado en tanto que el grupo pasa a empatizar, a defender y a apoyar a la víctima.





3 comentarios:

  1. Debemos trabajar para anteponer el respeto, la convivencia y un crecimiento integral de las personas a una supuesta excelencia curricular.

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  2. La excelencia curricular la debe conseguir el colegio dando apoyo a los valores que comentas. Pero realmente esos valores deben empezar en la propia familia.

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  3. Si, fundamentalmente la familia y el colegio, en los que los niños ocupan casi a partes iguales su tiempo. Y por eso, la educación en ambos entornos debe tener objetivos coincidentes, para lo que es necesario que colegio y familias se impliquen entre si. Pero parece ser que los colegios siguen unas directrices en las que una parte integrante de los mismos (padres y alumnos) tienen poca capacidad de decidir. La opción es aceptarlo o no. Si, es muy bonito pensar que es posible conseguir una excelente calificación general de adquisición de conocimientos sin que se discrimine a otros alumnos en función de una menor capacidad en algunas áreas y que se potencie la ayuda en vez de la competitividad... Soy pesimista, los recursos son limitados y para mi, en estas edades, es tanto o más importante la capacidad de relación y el bienestar de los niños que los conocimientos que nuestros gobernantes deciden que tienen que aprender.

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