Hildegard Von Bingen

Hildegard Von Bingen (Alemania, 1098 - 1179) fue abadesa, física, filósofa, naturalista, compositora, poetisa y lingüista del medievo.

Nació en Bernersheim, en el valle del Rin, en una familia acomodada. Al ser la menor de 10 hermanos, y siguiendo una costumbre medieval, fue considerada desde siempre como un "diezmo para Dios", por lo que desde su nacimiento se la consagró a la actividad religiosa y antes de ingresar en la orden benedictina tenía buenos conocimientos de latín, canto gregoriano y de las Sagradas Escrituras.

Tenía una constitución débil y sufrió enfermedades desde niña y a partir de los tres años comenzó a tener visiones; veía una gran luz acompañada de imágenes, formas, colores, una voz que le iba explicando lo que veía y a veces música.

Con 42 años tuvo una visión más fuerte y recibió una orden divina de escribir todas las visiones que tuviese, y fueron recopiladas en su primer libro llamado "Scivias" (Conoce los caminos).

El Papa Eugenio III, después de que un comité de teólogos estudiara y aprobara parte de este libro, leyó públicamente algunos textos durante el sínodo de Tréveris y declaró que esas visiones eran fruto de la intervención del Espíritu Santo.

En total escribió nueve libros; entre ellos "Physica", un texto sobre las ciencias naturales y el tratado médico "Causae et Curae". En estos dos textos describe el mundo natural y las propiedades curativas de plantas, animales y rocas.

"Physica" consta de nueve volúmenes que tratan sobre el uso medicinal de las plantas, los árboles, las piedras preciosas, los metales y los animales.

Los cinco volúmenes del "Causae et Curae" son un tratado de medicina, mezcla de influencias griegas y cristianas.

Algunos de los consejos que daba eran para mantener los dientes sanos y firmes, para enriquecer la dieta en mujeres que sufrían amenorrea. Reconocía que en la época medieval tomar agua era peligroso y aconsejaba a las monjas bajo su mando que tomaran cerveza para mantener las mejillas rosadas y las enfermedades alejadas.

Además mantuvo relación epistolar con múltiples personalidades de la época, tanto políticas como eclesiásticas (Papas Anastasio IV y Adriano IV, Enrique II de Inglaterra, Federico I Barbarroja, el rey Conrado III y Leonor de Aquitania).

Además es autora de uno de los repertorios de música medieval más extensos, entre sus obras están el drama moralizante "Ordo Virtutum" y las canciones de la "Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales".

Consideraba que la música era capaz de una transformación personal, y también colectiva, ya que entendía la práctica musical como una forma de cohesión social.

Ella misma confesaba que no era educada y que todo lo que sabía venía de las visiones otorgadas por Dios; aseguraba que "la mujer podrá estar hecha del hombre, pero el hombre no se puede hacer sin una mujer".

Falleció el 17 de septiembre de 1179 a los 81 años. En las crónicas de la época se asegura que a la hora de su muerte aparecieron dos arcos muy brillantes y de diferentes colores que formaron una cruz en el cielo.