¿Tienes algún tatuaje?¿Estás pensando hacerte uno? Hoy os dejamos información que hay que tener en cuenta al tomar la decisión de entintar la piel.
- Infecciones: se pueden producir por acudir a un centro que no cuente con todas las condiciones de higiene y esterilización necesarias o porque el material o las tintas no estén en buen estado. De hecho no se puede donar sangre hasta que hayan pasado de 6 a 12 meses desde el último tatuaje ya que en la realización se pueden contagiar diversas enfermedades como hepatitis B y C, tétanos, VIH,...
Las infecciones más frecuentes son las bacterianas aunque también pueden darse infecciones fúngicas (por hongos) y virales sobre todo por una tinta en mal estado.
De hecho en 2012, en Nueva York, hubo un pequeño brote de infecciones cutáneas debido a un lote de tinta gris contaminado con la bacteria Mycobacterium chelonae. Los afectados presentaron erupciones cutáneas dolorosas durante varios meses.
Si una zona tatuada se inflama, se enrojece o empieza a drenar hay que acudir al médico cuanto antes.
- Alergias: Las reacciones alérgicas a los pigmentos de los tatuajes son poco frecuentes pero pueden aparecer en cualquier momento, incluso años después de haber hecho el tatuaje. Muchas veces aparece en el segundo o tercer tatuaje y cuando pasa todos empiezan a dar problemas. Aparece un picor intenso y enrojecimiento de la piel. Ocurre más habitualmente con las tintas rojas, verdes, amarillas y azules.
Cuanta más tinta se utilice mayor riesgo de alergia o rechazo.
- Granulomas: Reacción natural a los pigmenos del tatuaje. Nuestro organismo se protege ante agentes extraños creando una masa de células inmunes.
- Dificultad para detectar alteraciones dermatológicas: Un tatuaje puede estar encubriendo y dificultando el diagnóstico de melanomas, basaliomas o carcinomas de células escamosas y ante estos problemas la detección precoz es clave.
- Futuras intoxicaciones dérmicas: Los nuevos colorantes que se usan llevan metales pesados como titanio, aluminio, cobre, cobalto, plomo y cadmio. Todos son potencialmente tóxicos en altas dosis. Se desconocen los efectos secundarios que puedan tener a largo plazo.
- Exposición solar: Con un tatuaje se aumenta el riesgo de sufrir los efectos perjudiciales del sol sobre nuestra piel. Además el color de los tatuajes suele aclararse y la zona pica de manera más intensa que cuando nos hacemos una quemadura en una zona sin tatuar.
Con los rayos ultravioleta (UV) la piel se oscurece pero la tinta del tatuaje se aclara ya que el sol oxida los componentes de la tinta y la intensidad del tono va disminuyendo.
Lo mejor es no exponer el dibujo al sol incluso después de mucho tiempo de su realización así que en el caso de un tatuaje nuevo hay que cuidarlo mucho más ya que en las dos primeras semanas no debe estar al sol bajo ningún concepto para que termine de cicatrizar bien y evitar alteraciones en las tintas.
A partir de ahí y aunque sería mejor no exponerlo al sol, habría que comenzar a adaptar esa piel al protector solar porque también puede irritar esa zona.
Con el uso continuado de protector solar evitarás que se aclare y el diseño durará más tiempo en mejores condiciones.
- Nunca conviene hacerse un tatuaje sobre un lunar ni muy cerca de uno ya que pueden verse modificadas y de ser una lesión que no plantearía problemas pasaríamos a una que podría ser sospechosa. Y si al final te lo haces sobre o cerca de un lunar y con el tiempo quieres quitarte el tatuaje que nunca lo hagan con láser ya que esta técnica sí que parece tener riesgos sobre un lunar.
- Epidural: Si te haces un tatuaje en la parte baja de la espalda es probable que no te pueden poner la anestesia epidural; este punto no solo afecta a las mujeres que vayan a dar a luz sino a todas aquellas personas que precisen una intervención quirúrgica en la que pueda indicarse la anestesia epidural. El riesgo que se corre es que la introducción de una aguja a través del tatuaje entraña peligros de contaminación de la médula espinal con los tintes del tatuaje.
- Resonancias magnéticas: Se han descrito pocos casos pero también hay que tener en cuenta que hay personas que al realizarse una resonancia magnética han presentado ardor e inflamación. Incluso es probable que algunos de los pigmentos pueden llegar a alterar los resultados de las imágenes dificultando el diagnóstico.
