ALERGIA A LA PROTEÍNA DE LECHE DE VACA (APLV)
Principalmente afecta a niños entre 0-5 años. Es una respuesta inmunológica inmediata a la leche de vaca mediada por IgE.
El sistema inmunológico considera que las proteínas de la leche de vaca son dañinas y provoca una reacción alérgica gastrointestinal, cutánea y/o respiratoria.
En general todas las personas alérgicas reaccionan también a otras leches de origen animal ya que las proteínas son similares.
Tienen que evitar todos los productos que puedan contener lácteos de origen animal.
INTOLERANCIA A LA PROTEÍNA DE LECHE DE VACA (IPLV)
Es una alergia no mediada por IgE, lo que supone que provoca las reacciones adversas a las proteínas de la leche de vaca en las que no intervienen las IgE. Normalmente se dan los síntomas gastrointestinales.
Aquí los síntomas son de aparición tardía, entre las dos horas y las 48 horas después de ingerir el alimento y por este motivo el diagnóstico es más complicado.
También tienen que evitar todos los productos que contengan lácteos de origen animal.
INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Se presenta con más frecuencia en los adultos. Supone que el intestino delgado no tiene suficiente lactasa (enzima que se encarga de digerir la lactosa en el intestino) y la lactosa sin digerir pasa al intestino grueso provocando hinchazón abdominal, diarreas, gases, retortijones, defecación explosiva, dolores, cansancio, problemas dermatológicos,...
Existen diferentes grados de intolerancia y hay personas que presentan síntomas consumiendo mínimas cantidades y otras necesitan cantidades elevadas para comenzar con síntomas. También y como cada producto tiene una distinta cantidad de lactosa, la misma persona puede tener síntomas con un vaso de leche pero no con quesos o yogures que tienen menos lactosa.
Los intolerantes a la lactosa pueden consumir leche o productos lácteos de origen animal que no tengan lactosa.
La alergia a la lactosa no existe.
Cada una de estas tres patologías tienen pruebas diagnósticas diferentes.
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