28 abril, 2016

Beatriz Galindo. La Latina


Nació en Salamanca en 1465. Su familia decidió que fuese monja y por ello pudo aprender latín (ya que sin latín no se podía rezar, acudir a la liturgia ni elevar cánticos al cielo). Destacó como correctora y lectora de esta lengua y lo hablaba con tal fluidez que dejaba en vergüenza a algunos eruditos y catedráticos de la Universidad salmantina. Fue discípula de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana. Su fama se fue propagando y comenzó a ser conocida como La Latina.


Cuando tenía 21 años, la Reina Isabel I de Castilla (la Católica) la hizo llamar como preceptora personal ya que no dominaba demasiado la lengua de la diplomacia y el mundo intelectual. Se responsabilizó de la formación de las futuras reinas Isabel, Juana, María y Catalina.

Beatriz también fue amiga personal y consejera de la Isabel I, su confidente, compartían su profunda fe y rezaban y discutían juntas sobre asuntos del clero.

En diciembre de 1491 se casó, a instancias de los Reyes Católicos con Francisco Ramírez, conocido como "El Artillero",  oficial de artillería y hombre de confianza de ellos. En los diez años de vida en común tuvieron dos hijos: Fernán y Nuflo. En 1501 su marido falleció combatiendo a los musulmanes rebeldes de las Alpujarras.

A pesar de querer retirarse de la vida de la Corte, la Reina le pide que se quede con ella y se entrega a obras de caridad, a sus libros, textos latinos y a sus hijos, que por desgracia morirán antes que ella.

Se dedicó a la fundación de instituciones benéficas como el primer Hospital para Pobres de Madrid (Hospital de Santa Cruz) y el convento de las Jerónimas.

Cuando en 1504 Isabel I falleció, se fue a su retiro voluntario aunque siempre estuvo pendiente de las noticias de palacio. Continuó con su labor de preceptora en los conventos que fundó. Todas aquellas jóvenes que estuviesen dispuestas a aprender tenían las puertas abiertas para hacerlo.

No aprobó y criticó duramente el segundo matrimonio de Fernando el Católico con Germana de Foix pero acudió solícita al llamamiento del joven Carlos I, cuando le pidió asesoramiento.

Su legado cultural se reduce a un par de cartas en latín y algunos versos, además de un impecable testamento redactado por su pluma en el que expresaba el deseo de repartir toda su fortuna entre la gente que lo estaba pasando mal.

Fue una mujer muy querida y una de las mujeres más cultas y refinadas de su tiempo. Murió con 69 años,

Actualmente uno de los barrios más castizos de Madrid lleva su sobrenombre y en la Puerta del Ángel podemos contemplar una escultura dedicada a ella.

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